viernes, 5 de octubre de 2018

Aferrado a la idea y no a la esperanza


No tengo ni idea de lo que estoy esperando.
Tal vez que una oportunidad aparezca en el futuro y deje de sentirme al borde de lo inmoral, que los ojos de las víctimas no reflejen mis propios demonios y mi subconsciente no haga una yuxtaposición de lo que en realidad no tiene significado alguno.

Necesito un alma libre de engaños, pero eso es precisamente lo que me atrae, el divertido infierno de dedicar canciones a personas cuyo nombre no puedo pronunciar y sentir que me lleva la chingada cuando los comienzo a extrañar.
No tengo idea de lo que espero, pero sí de lo que quiero.



sábado, 19 de noviembre de 2016

Lo que quiero de ti.


Quiero gustarte, 
y que tú sigas sin gustarme.

Quiero que me necesites, que me pienses y me preguntes si yo pienso en ti, 
para poder responderte que no recuerdo ni el día en que te conocí.
Ni te pienso, ni te pido, pero a veces te mendigo. 
Quiero tu atención y luego ignorarte en cada ocasión, darte caricias de buenas noches pero despedirme con un apretón de manos que te parezca tan incómodo que decidas alejarte de mi por miedo a enamorarte.

Quiero que te enamores de mi, que nuestros encuentros se conviertan en algo frecuente.
Tal vez la cuarta vez que tengas que decir adiós te deje besarme en los labios, y tal vez sea yo la que se incline hacia el frente sin dar pasos. Pero tú vas a sentir cariño, y a mí me va a dar risa nada más.
Quiero que sientas el deseo de hablarme de ti, de tus cosas, de como te sientes con respecto al mundo pero no sobre mí. 

"Ojalá supieras que así es como me imagino junto a ti..." que sean esas las palabras que te reboten de lado a lado en la cabeza cuando menciones algo breve sobre amor. Así luego yo puedo mantenerte la mirada por más de diez segundos como si no pudiera escuchar tu voz interior.
Quiero ser la mala en esta situación, la que te de en la madre por llamarte "amigo", porque quiero romperte el corazón, para luego ser yo la única que puede repararlo.

A lo mejor los dos nos desvanecemos al poco tiempo,
pero tú podrás decir que me amaste, y yo podré decir que casi te quise.





miércoles, 23 de diciembre de 2015

251215

El día en el que se supone todos deben ser felices, es bastante cierto que no todos lo son.
Porque todos son felices, hay alguien que se siente aún más solo.

La soledad es tan fácil de ocultar, a veces tu mismo te convences sin darte cuenta. Entre juego y juego quien no se cree las mentiras propias. Pero honestamente, cuando vas a la tienda y compras un cigarro pero no tienes con que prenderlo, no estas creando metáforas sobre como evitar la muerte lenta, más bien eres un poco estúpido. Y distraído. Pero, ¿qué me está distrayendo? ¿hay algo rondando en mi cabeza que es demasiado abstracto para que mi muy concreto y preciso cerebro pueda comprender? No lo sé, tal vez solo es estupidez y ya. 
Puede que sean las luces que decoran tan alegremente las casas y calles en estas épocas, porque he llegado a la realización de que los cambios tan bruscos de colores y todas esas diferentes formas me ponen algo melancólica. 

Historias que recuerdo, historias que me hacen extrañar ciertos sentimientos o sensaciones, incluso sabores. ¿Pero no somos así todos? porque siempre hay alguien que no pudo acercarse por cierta razón, hay alguien más que tampoco pudo acercarse por otra razón,
y esta ese alguien que siempre espera sin importar que.

Todos pretendemos ser felices y estar bien. Probablemente parezcamos estar bien, pero toma tiempo sanar. Las cicatrices son diferentes de lo que aparentan ser, por eso en navidad, extrañamos a otros aún más.


domingo, 8 de noviembre de 2015

12:03a.m.

Nunca pensé que me podría gustar el clima frío hasta que me enamoré de un chico que lo amaba, y ahora al responderle un mensaje con los dedos helados ya no me parece tan molesto.
Creo que podría echarle la culpa a los labios secos y partidos, a todas las capas de ropa que van una sobre la otra, al dolor de mis fríos pies por las noches, que el cabello se me vuelve opaco y que la piel se me reseca. El frío sigue siendo frío, pero es extrañamente más soportable.

Cuando llevas 3 años en una relación y de repente suceden cosas, cosas problemáticas que ambas partes hacen, te comienzas a preguntar que es lo que está pasando y la verdad es que los sentimientos que envuelven a esa relación te hacen sentir culpable, te preguntas si de alguna manera la situación realmente cambiaría de no haber sido por esas "cosas problemáticas" o sin importar que tan bueno hubiese sido todo el final hubiese sido inevitable. En días como hoy siento la extraña necesidad de "extrañar" lo viejo, porque el sentimiento de apego que creció por tanto tiempo no se dejar ir de manera tan fácil. Pero en días como hoy también me gusta contemplar mi situación desde otro ángulo para poder verme claramente y decirme: "estás en un buen lugar, en un buen momento de tu vida" y darme cuenta de que el apegó a ciertas personas es más bien a ciertos momentos, y está bien!
Las cosas pasaron muy rápido, en un par de meses, la persona con la quien vivía ahora es un rostro que me sonríe con cierto desdén cuando lo veo pasar por el campus de la universidad, y yo le sonrío de la misma manera. Ahora, estoy con alguien que hace que todo se sienta ligero, con alguien que me hace reír. Probablemente nunca olvidare estos últimos 3 años, pero estoy feliz ahora.

martes, 8 de septiembre de 2015

Memorias de un corazón roto.

Hubo un momento, hace algún tiempo, en el que no sabía nada más que la vida era la vida y la irresponsabilidad de mis palabras solo salía como suspiros, por eso creo que era aún más hermoso ese entonces. Los recuerdos solo se terminaban cuando los aceptaba y las lágrimas se acababan cuando las borraba. Pensar demasiado en el pasado me hace un poco insensible, puedo ver como una proyección de mis memorias sigue rodando constantemente a través de mis pupilas y va drenando la poca concentración y cordura que me queda... Ayer solía chocarme contra cosas con todas mis fuerzas hasta el punto de romperme, supongo que no tenía miedo porque alguna vez alguien me dijo que el dolor se termina si luchas contra el y que la tristeza se acaba si la aceptas. Ayer vivía del tiempo y el tiempo vivía de mi. Ahora el miedo llega antes que yo y mi corazón se vuelve pesado. Es como si de repente las paredes se comenzaran a acercar y sin importar que tan pequeño sea, en algún momento me van a aplastar.

Estuve preparándome para el verdadero dolor durante todos estos años, pero no puedo decir que estoy bien ni que haya dolido menos de lo que esperaba. Cuando la luz te golpea en la cara en vez de salvarte, para levantarte y darte cuenta de que esa luz era un coche que acaba de arrollarte; es la forma más modesta de explicarlo. Pero la vida es la vida, solo que ahora la irresponsabilidad ya no pesa igual que un suspiro.

La verdad ahora, es que estoy andando a la orilla de un puente, admirando un amanecer o tal vez un anochecer, y puedo ver una ciudad enorme a lo lejos. Caminando me pongo a cantar "El tiempo me hizo un adulto pero creo que no me hizo más fuerte. El tiempo me hizo un adulto pero pienso que me hizo más tonto"

Noches verdes.

Sí, esto es algo que puedo afirmar,
voy a extrañar las noches de melancolía donde las estrellas se veían tan claramente desde mis dos ventanas, y me gustaba hablar conmigo mismo en voz alta. A veces incluso esperaba a que fueran las 3:30 solo para poder prenderme un cigarro sin que nadie se diera cuenta. De repente el perro de los vecinos me aullaba que dejara de ser tan irresponsable e hiciera algo importante con mi vida, o bueno, tal vez solo ladraba sin sentido. Tengo perfectamente presente que en el confinamiento de mi habitación, el sentimiento de seguridad que alguna vez esta me brindo se va a convertir en una bóveda de miedos y horrores del pasado. Pero sí, voy a extrañar mis noches de sueños fantásticos. 

Alguna vez llegué a tener miedo de la oscuridad, me daba pavor el estar solo a media noche, sobretodo en aquellos días en los que contemplaba que tan grande era la distancia del balcón al suelo y de si sería una buena idea lanzarme de el cuando estaba casi 85% seguro de que solo me haría un par de raspones en todo el cuerpo. Y todavía tengo miedo.

La verdad así son las cosas, yo ya estoy demasiado lejos para poder regresar de manera triunfante, a veces ya no puedo ni ver las estrellas, a veces me cuesta mucho seguir respirando.

Aunque este lloviendo, el aire de las noches de verano sigue siendo pesado.